La Ley de la Atracción, ¿Qué hay con ella?

¡Muy buenas a todos!

¡Hola otra vez! Después de un largo periodo sin escribir, he sentido la necesidad de hacerlo de nuevo, así que permítanme conectarme con ustedes mediante esta analogía sobre el título que presumo trata mi artículo, plasmar mi punto de vista sobre este interesante y llamativo tema.

¿De qué trata la Ley de la atracción? Bueno, es una teoría que pretende una conspiración por parte del universo, el cual debería estar conectado con nosotros puesto que somos energía; de este modo, nuestros pensamientos, conscientes e inconscientes son quienes dictaminan nuestro destino, mediante la voluntad que se envíe al cosmos, como parte de paquetes de energía en pensamiento, y como si fuesen ondas, tendrían un resultado de revote, con lo cual obtenemos ciertas cosas.




Bajo esta premisa también entran conclusiones como ponerle una conciencia al universo, puesto que sería una especie de receptor de pensamientos; aunque no necesariamente personificada, si atiende a creer que las leyes del universo son benignas o de algún modo premeditadas respecto a nuestras voluntades, lo que acarrea tener un grado de importancia quizás superlativo sobre nuestra existencia como especie, y aquí puedo partir a mi principal crítica a la teoría; si bien todo son opiniones y difícilmente existen verdades absolutas, sí hay verdades de peso superior; estas me llevan a pensar que no existe ningún motivo de creernos el centro del universo, puesto que no lo somos.

Para un escéptico, esta teoría es absurda, puesto que no tiene bases científicas; sus ‘’bases’’ son conjeturas de opiniones subjetivas relacionadas entre sí mediante la caracterización desde el punto de vista de la teoría misma; es decir, nada certero y con profundidad relevante. Aparte de esto, es considerada una teoría perteneciente a las pseudociencias, ya que es premisa de misticismos y esoterismo.

Sin embargo, yo puedo abarcar la teoría desde un punto de vista un poco más amplio, pero a su vez cerrando todas las puertas del misticismo que nos desvía de la realidad, por ser más ameno a la imaginación y a pensar cosas más llamativas que la cruda realidad. Yo creo que la Ley de la Atracción es pura sugestión, pero si es real, porque la sugestión es muy fuerte; no para hacer magia, sino para ponernos puertas, abiertas o cerradas, donde no las hay; me refiero a que somos nosotros mismos  quienes cerramos y abrimos nuestras oportunidades mediante el pensamiento, que infringe puramente a la conducta y a la persecución de metas y objetivos.

De esto puedo poner varios ejemplos, algunos personales, otros cercanos y otros simples metáforas, creo de bastante utilidad, después de haber dicho tanto, que poner los ejemplos es quizás más valioso que todo lo anterior dicho a la hora de comprar el entendimiento de lo que hablo.



Candados donde no los hay.

La mente es poderosa, en eso estamos de acuerdo, no porque llame a la ‘’voluntad del universo’’ sino porque conduce nuestra conducta, esta nos pone impedimentos o nos hace lanzarnos hacia lo que buscamos; como ejemplo tengo una anécdota un poco graciosa, pero fácil de explicar: supongamos alguien que siempre se queja de no poder conseguir pareja, o de no poder socializar con personas de su interés porque según él o ella, estas no se fijarían en su persona; aquí hay dos puntos, un autoestima en el piso y una sugestión que será su candado; Ya lo hemos visto pasar de algún amigo que intenta conocer a alguien pero el miedo lo vence, o quizás nosotros mismos pasando por esto o cuando evitamos alguna actividad por miedo al fracaso, este temor se convierte en nuestra cerradura autoimpuesta. Para esto tengo una explicación que obviamente parten de mi razonamiento y mi sistema de creencias: Todos somos animales, somos el único animal que piensa, y a su vez, somos el único animal que piensa que no es un animal, la mayoría de las veces olvidamos esta premisa, pero la verdad es que tenemos mecanismos de defensa al igual que cualquier otra especie, nuestros instintos están siempre latentes en nosotros, y queramos o no, moldean nuestra personalidad y nuestro proceder. Resulta que el cerebro suele hacer simplificaciones y conclusiones rápidas para todo, así funcionan por ejemplo los estereotipos, este mecanismo sirve para ahorrar trabajo al cerebro y ponernos en algo que a este le encanta; las zonas de confort, para explicar esto con mayor claridad debo comentar que el propósito de una especie no es ninguno más allá de prevalecer su existencia, esta conducta de mantenimiento está amarrada a cualquier ser vivo, el instinto de supervivencia; este también está en nosotros los seres humanos, pero actúa un poco más extraño, puesto que somos más complejos que los ratones; el cerebro odia la incertidumbre, motivo por el cual tenemos conductas cotidianas como el miedo a la muerte, preferir las canciones clásicas que oímos y nos cerramos a lo desconocido en pequeña o gran medida, porque lo desconocido es incertidumbre, la incertidumbre pone al cerebro en jaque, y este evita en la medida de lo posible quedar en esta posición, activando este mecanismo de defensa llamado sugestión. 

Supongamos que nos encontramos en un edificio de habitaciones, nos encontramos en la habitación número 1, esta nos resulta acogedora y en esta pasamos agradables momentos, sin embargo, alguien nos ofrece las llaves de la habitación 2, esta podría ser mejor o peor a la que tenemos actualmente, pero quizás prefiramos quedarnos porque ya conocemos la 1, ¿para qué arriesgarse a perder lo que ya tenemos si esto nos resulta cómodo? Aun si accediésemos a entrar en la habitación 2, y tuviésemos la llave que abre el candado de esa habitación, existirá siempre un candado llamado nostalgia, que puede evitarnos entrar en algunos lugares, esta nostalgia es producto de la zona de confort y es un impedimento; no es necesariamente buena o cosechada de buenos recuerdos,  alguien que evita hacer algo por miedo o por preferir lo clásico está siendo víctima de la sugestión y de un instinto que ha pasado desapercibido por muchos. En el momento en que se nos ofrece algo que no conocemos, nuestra mente arriesga la zona de confort, por lo que en la mayoría de los casos, evitará correr el riesgo y no intentará cosas nuevas, por eso un hombre tímido y cerrado podrá alegar que las mujeres no se fijan en él y que intentarlo no vale la pena; sin ser necesariamente buena, este entró en una zona de confort y no se arriesgará ser rechazado, y más aún si a esto le sumamos experiencias negativas que este pudo tener y aquí es donde parto al punto directo de la Ley de la Atracción.



 Deshacernos de las ataduras.

Como ya expliqué, nuestra mente adora caracterizar, simplificar y estar en la zona de confort, porque no se lleva muy bien con lo desconocido; sin embargo, en el momento en que alguien derrota todas estas fronteras y se arriesga tiene un mundo de probabilidades infinito ante sí mismo; estas pueden cerrarse a técnicamente 2 principales, una que le favorece y una que no, si alguien tras arriesgarse sufre un fracaso, echará la culpa a muchos factores y agarrará aún más miedo a intentar cosas, mientras que alguien que triunfa empezará a tomar conjeturas para favorecer su logro como pensar en que lo atrajo con el pensamiento, cuando realmente se trata de una apuesta que corre de mano de la suerte y claro, la habilidad, pero el cerebro prefiere ante la incógnita de las infinitas probabilidades, gusta más de hablar de cosas como la ley de atracción, pero creo que la ley de atracción, en sentido místico, se cae cuando obviamos que las cosas suceden cuando haces que sucedan, veámoslo así, tenemos un dado frente a nosotros; está allí inamovible y con su tasa de porcentaje de darnos una de sus caras, si no lanzamos el dado, no sabremos qué resultado tendrá, y tras lanzarlo nos dará un resultado y este no está ligado a la voluntad del universo, es simplemente lo que sucede tras lanzar un dado, este podía dar cualquier cara, si de casualidad nos da la cara que buscamos será gracias a intentarlo y no gracias a nada más, si no nos da lo que buscamos, es prudente seguir lanzándolo hasta conseguirlo y comprender que es la constancia y no la magia lo que nos da resultados.

Puedo cerrar este tema acuñando un vicio de la  mente; esta por instinto de supervivencia prefiere inventar tener una mayor cantidad de cosas a su favor, de modo que se crean supersticiones para tener un valor emocional en que creer para darnos algún tipo de fortaleza adicional, llámese dioses, zodiacos, leyes inventadas o cualquier amuleto de la suerte, sirven solo para fortalecer las voluntades, responder preguntas difíciles y sentirse acompañado en este mundo, mundo que algunos preferimos ver en su pura naturaleza, sin nada más que nosotros y ella, no contra ella, si no en un baile en el cual cada paso es una probabilidad, pero solo bailando podemos movernos en armonía con la vida y lo que buscamos, no quedándonos a esperar milagros, leyes o cosas inventadas para los supersticiosos.

Sin nada más que decir, me despido de ustedes tras haber pasado de querer escribir a escribir de una vez por todas, espero haya sido de su agrado y también deseo que mis ideas hayan quedado claras para el entendimiento de quien haya dedicado su tiempo a leerme. ¡Hasta pronto!

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